Sobre la terapia cognitiva conductual
La terapia cognitiva es una modalidad terapéutica que focaliza sus intervenciones terapéuticas en lo que se conoce como “la reestructuración cognitiva” (es decir, modificar las maneras de conocer e interpretar), en la alianza terapéutica colaborativa (importancia de la nutritiva relación con el terapeuta) y métodos conductuales (modificación de la conducta con intervenciones directas) y emocionales ( técnicas para modificar los estados emocionales.
Su trabajo esta basado en que las maneras distorsionadas de conocer (esquemas cognitivos) determinan el tipo de emociones experimentadas y por ende, las conductas realizadas.
Una acción directa sobre los “patrones cognoscitivos y afectivos” tiene un efecto curativo, dado que a partir de esta modificación el consultante podrá satisfacer mejor sus necesidades, deseos y gustos.
Se brinda el espacio para que el consultante pueda hablar de lo que desee o necesite. Los objetivos terapéuticos son acordados entre el profesional y el consultante.
Ejemplo de algunas técnicas de la terapia cognitivo conductual:
– Verificación de hipótesis en la búsqueda de nuevas formas de pensar.
– trabajos de autoobservacion y análisis propios
– Trabajar sobre el desarrollo de la capacidad de pensar por y para uno mismo.
De esta manera, el control de las reacciones emocionales y conductuales es posible a través de la modificación de las maneras de pensar e interpretar. Las distorsiones en la manera de conocer (cognitivas) del paciente, son llamadas tríada cognitiva. Esta compuesta por tres elementos: las maneras de conocerse a si mismo, el futuro y sus experiencias. Cada cual tiene su manera particular de conocer que se reflejan de manera similar en estos tres elementos.
El trabajo con el primer elemento (visión de uno mismo), busca modificar la visión negativa que se tiene: que uno no sea útil, capaz, o que uno no sea valioso.
El trabajo terapéutico con el segundo componente de la tríada se centra en modificar las interpretaciones negativas de las experiencias: que el mundo le reclama o demanda cosas imposibles o le presenta problemas irresolubles; interpreta sus experiencias como derrota o frustración. De esta manera se atraen a la vida, el acontecimiento que se esperan.
Por último, el trabajo con el tercer elemento de la triada, apunta a desmitificar, a cuestionar la expectativa de que algo malo ocurrirá, expectativa al rechazo y pesimismo. Esto suele generar poca fuerza de voluntad y desesperación. Si en lo que haga me va a ir mal, mejor no hago nada. La ideas suicidas pueden entenderse desde esta perspectiva como un escape a la sensación de imposibilidad de dar respuesta a los problemas que se tienen o a determinada situación que se vive como intolerable. Las actitudes de dependencia en general están sostenidas por la creencia en la supuesta propia incapacidad, ineptitud y la sobreestimación de la dificultad de las tareas.
La visión negativa del futuro suele producir inhibición emocional y psicomotriz.