Asistencia psicologica para Adolescentes.

Psicologia para Adolescentes.

Demasiado libertinaje en la juventud seca el corazón, y demasiada continencia atasca el espíritu.

 

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Problemas en la adolescencia.

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La adolescencia es un momento evolutivo tanto corporal como psicológico que se caracteriza por la profundidad de los cambios: cambios fisiológicos en relación al despertar sexual, el desarrollo de recursos internos que abren a la posibilidad de estar y permanecer en pareja,  búsqueda y descubrimiento de la propia identidad, salida laboral, vocación. La adolescencia es un momento de transición entre la infancia y la adultez: es un momento de mutación, cambio y por lo mismo, de extrema sensibilidad y vulnerabilidad. La adolescencia es un fenómeno biológico, cultural y social. En muchas culturas, el pasaje de la adolescencia a la adultez va unido a ceremonias o ritos de iniciación.  En nuestra cultura, se puede ubicar como una de estas ceremonias a la fiesta de quince; en los hombre, el servicio militar cumplía una función de “iniciación” es este pasaje.

 

La adolescencia es un periodo de crisis…crisis como momento de crecimiento. La adolescencia se divide en tres etapas:

1) fase de los cambios fisiológicos (10 a 13 años): los cambios corporales se producen y el niño-adolescente se encuentra desorientado ante estos hechos.

2) fase de asimilación de los cambios corporales (de 13 a 18 años): en esta etapa el adolescente desarrolla espacios propios, nuevos tipos de lazos sociales, amistades y se inicia en las experiencias de acercamientos sexuales.

3) fase de socializaciones nuevas, fase de consolidación de los cambios realizados (de 18 a 28 años): momentos de decisiones vocacionales, de salidas laborales y del desarrollo de la capacidad para sostener relaciones estables.

El fin de la adolescencia es muy difícil de determinar, sobre todo porque cada cultural lo determinará de maneras distintas. Sin embargo, como una aproximación de respuesta, se puede afirmar que: La capacidad de desarrollar un espacio propio (personal y social), de afrontar la sexualidad estando en relación y asumir la responsabilidad de autoabastecerse  económicamente suelen señalar la salida de la adolescencia. Otra manera de expresarlo: cuando las opiniones, juicios de valor o deseos de los demás (sobre todo los padres), no producen una inhibición en la vida de la persona.
Los procesos internos fundamentales que el adolescente necesita realizar son:

  • Elaborar los cambios corporales, en una nueva identidad personal
  • Desarrollar su identidad propia (incluyendo su sexualidad), a través de la interiorización de los recursos brindados por los padres y de los recursos brindados por su amistades y nuevas referencias o “guiadores” en su vida.
  • Desarrollo de la capacidad de sostener relaciones estables
  • Perdida del tipo de vínculo que se tenía en la niñez  con los padres: La autoridad de los padres, sus deseos, pierdan vigencia y relevancia, para que la tomen sus necesidades, deseos o gustos.  Para esto es necesario el desarrollo del pensamiento propio y formal.

La adolescencia es como vivir un proceso de duelo: duelo de la niñez, del cuerpo de la niñez, de los padres de la infancia, de las normas y valores establecidos por los demás. Como en todo proceso de duelo, este tiene tres etapas:

  • Se niegan, se desmienten los cambios realizados
  • Se vive una profunda nostalgia y tristeza
  • Se produce una “despedida de lo que fue la infancia” recuerdo por recuerdo, emoción por emoción.

Los riesgos se pueden producir en que el adolescente quede “varado”, “demorado” en alguno de los tres momentos.

La agresividad es la fuerza, el impulso que nos pone en movimiento para dar respuestas adecuadas a nuestras necesidades y deseos vitales. Cuando esta fuerza no sale, no se expresa, no se esta respondiendo  a la necesidad y entonces aparece la frustración, ira y la violencia explicita. Que se entienda, la agresividad no es lo mismo que violencia: una cosa aplicar agresividad para cortar un cuerpo en una operación quirúrgica, otra pegar un golpe.

El adolescente que no se relaciona con el mundo circundante  tiene pocas posibilidades de satisfacer sus necesidades ya que es a través de los vínculos y el contacto que estos nos permiten realizar, que satisfacemos a nuestras necesidades, deseos o gustos.

El crecimiento es un acto agresivo, en el niño esta vinculada a una fantasía de muerte, mientras que en el adolescente tiene que ver con una fantasía de asesinato. Es decir: En la rivalidad por el padre de sexo opuesto, el niño (o niña) fantasea la muerte de su padre (o madre). Si fantasea esta muerte es porque entiende que el deber ser como el padre (o la madre) para tener su objeto de amor (la madre o el padre según el sexo del niño), pero para poder concretar estar con su progenitor, el padre (o madre) debería desaparecer, sucumbir. Mientras que en la adolescencia la fantasía esta vinculada a un asesinato: el adolescente entiende que debe autonomizarse de la autoridad de los padres, es decir, “asesinarlos en su interior, en su mundo interno” para poder ocupar él (o ella) mismo, el lugar del padre (o la madre si se trata de una mujer). Ocupar el lugar de los padres para poder ejercer la sexualidad y paternidad  plenamente.

Las frustraciones emocionales suelen expresarse en cinco patrones de conducta:

  • Conducta agresiva y hostil
  • Comportamiento regresivo (comportarse como nos comportábamos cuando éramos más chicos) Ej.: chuparse el dedo.
  • Aislamiento y preferencia de estar a solas.
  • Sumisión-timidez.
  • Enfermedades psicosomáticas como asma, gastritis, etc.

Algunos de los factores de prevención y protección para el adolescente, sin mencionar las necesidades de un adolescente en relación a sus padres (tema abordado en el artículo posterior), son: la educación, una buena nutrición, inmunización, ejercicio físico, tiempo libre, actividades familiares, oportunidades laborales. Es recomendable prestar especial atención en temas como embarazo precoz, accidentes, enfermedades de transmisión sexual y evaluaciones en relación a patrones de crecimientos “estándar”.

Los accidentes suelen provocar un “antes y un después”, producto de la falta de reconocimiento “del antes y después” surgidos de los cambios que surgieron en la adolescencia.

Algunos de los factores de riesgo en la adolescencia:

Desatención y problemas en la relación familiar: fugas, deserción escolar, desempleo en integrantes de la familia, escenas de violencia, etc.
Trastornos de la conducta alimentaria: bulimia, anorexia, malnutrición, etc.
Abuso en el consumo de sustancias: ante la falta de estabilización de las identificaciones, las sustancias suelen generar estos cambios, gracias a los cuales el adolescente “se anima” a, por ejemplo, “encarar una mujer”
Aislamiento, depresión, conductas delictivas: el aislamiento y la depresión suelen estar manifestando una resistencia al cambio, negándose las nuevas necesidades surgidas.
Uso de distintos recurso para evitar el contacto con la realidad: religiones o pseudoactitudes religiosas, negación de los cambios y el paso del tiempo, etc.
Problemas escolares: los adolescentes que suelen rechazar ir al colegio, habitualmente tienen dificultades en separarse de los padres o pueden estar viviendo situaciones de acoso en el colegio mismo.
Cambios bruscos en le comportamiento que se vuelve aislado, “extraño”, sin sentido. En estos casos es recomendable realizar una consulta con un profesional.

Un adolescente necesita de sus padres ser escuchado, respetado en lo que le sucede, que sus actitudes se vuelvan activas (es decir, que se concreten en actos), pero al mismo tiempo confrontado. ¿Qué quiere decir esto? Significa que el padre no funcione como un par, sino como una referencia, quien en último término tiene la última palabra.

La continuidad de estos cuidados, sobre todo en este momento de crisis/mutación es muy importante, es decir, “no abandonarlos”.

El adolescente vive un proceso de intensos cambios: se trata de la muerte de su niñez. En este proceso, pondrá a prueba todos los limites, desafiará, incluso faltará el respeto. Se trata de comprender que no es algo personal que el adolescente realice, sino pasos necesarios de su crecimiento. La función del padre es ser abucheado y persistir.

Un adolescente, necesita vincularse con sus pares, tener espacios para esto. En este punto se producen dos procesos simultáneamente: el crecimiento de los niños hace que se generen vacios en la relación de pareja que el niño ocupaba; y por otro lado, el  crecimiento del adolescente necesita generar vacios, “estar en la suya”, para poder afirmar su identidad y su desarrollo.

Dos grandes tareas internas que el adolescente necesita llevar a cabo son: asumir la sexualidad e iniciarse laboralmente. Para ambas tareas, es necesario que el adolescente se vincule con “iniciadores”, es decir, personas con mayor experiencia que le facilite la realización de dichas tareas. Esta función de iniciación es mejor que no sean realizadas por los padres, sino que estos faciliten estos vínculos.

Es recomendable que un padre no olvide que el crecimiento del adolescente se produce siendo este “infiel” a los padres. Esta “infidelidad” en verdad, es una profunda “fidelidad”: un niño se vuelve adulto “ocupando el lugar del padre”, es decir, aprendiendo a ser y confrontar su realidad así como lo hizo su padre. Para que eso ocurra, el lugar de padre necesita ser “desbancado”, “desalojado”, “vaciado” para que pueda ser ocupado por el adolescente.

Una situación muy perjudicial para el adolescente es cuando uno de los padres se alía con su hijo contra el otro padre.

Las reglas establecidas es necesario que estén establecidas con anterioridad y sean razonables o menos restrictivas según el crecimiento del adolescente y el gradual aumento de su responsabilidad. Mientras que algunas cuestiones no serán negociables, es importante que exista un margen de debate en otras.

Habitualmente un padre recibe un agradecimiento pleno de lo realizado con un hijo, cuando este es adulto o padre…

La adolescencia, suele ser un momento clave para realizar una  consulta con un profesional. Como toda situación de crisis (y más en esta, en donde se definen muchas cuestiones en relación al “ser” de la persona), esta suele requerir asistencia para evitar que esta situación quede “irresuelta”.

En los artículos de mayor interés Cuando pedir ayuda, Como escoger un terapeuta y Para que hacer terapia, encontrara un par de referencias y respuestas a sus dudas.

Como momento de cambios físicos, ante la menor duda, es recomendable consultar con el medico.

Si los problemas son escolares, es útil hablar con los docentes o directivos y hacer uso de los distintos profesionales o instituciones para resolver estos inconvenientes.

Es importante que el espacio de la terapia del adolescente sea “su espacio”. Para que esto sea así, es recomendable (y solo en la medida de las posibilidades) que el proceso terapéutico sea solventado económicamente por el adolescente.

  • Orientación vocacional y ocupacional
     Embarazos tempranos 
     Adolescentes en conflicto con la ley 
     Drogadependencia, alcoholismo, tabaquismo, etc. (Mas info:ir adicción) 
     Bulimia y anorexia (mas info: ir a mas info de estos cuadros) 
     Tatuajes 
     Actos autodestructivos
     Pensamientos sobre el suicidio o el irse del hogar 
     Pensamientos obsesivos o comportamientos compulsivos, turbulentos o perturbantes
     Retraimiento o aislamiento
     Depresión 
     Suicidio 
     Trastornos de la conducta
     Ansiedad 
     Fobias

Estados de Animo:

Vínculos:

Orientación:

Alimentación:

Adicciones:

Sexualidad:

Objetivo de los tratamientos Psicológicos

Se trata de vivenciar una nueva sintesis del propio ser que permita liviana y arraigadamente vivir en el aqui y ahora, disponible para lo inmediato, fuente de la verdadera felicidad.

Los tratamientos tienen por objetivo: 
1. Aliviar el malestar y generar las condiciones optimas para que cada cual encuentre por sí mismo el camino que permita dar verdaderas respuestas a su malestar. Procurarle al paciente los medios para descubrir sus dificultades y desarrollar sus capacidades creadoras, promoviendo el desarrollo de sus vínculos sociales.
2. Promover el reconocimiento de los integrantes del grupo familiar, su aceptación y asimilación, y la diferenciación de los mismos.
3. Ofrecer un tratamiento innovador y singular, es decir, identificar la particularidad de cada caso, pudiendo brindar de esta manera una respuesta adecuada al motivo de la consulta.
4. Procurar un tratamiento individual y globalizado fundado en el abordaje interdisciplinario. 
5. Promover el desarrollo de la resilencia (capacidad de las personas de afrontar situaciones adversas, resolverlas e incluso, salir fortalecidos de las mismas). 

Habitualmente, concretar un primer encuentro, suele generar ansiedades. Es util saber que estas emociones suelen desaparecer rapidamente.  Es importante que se sienta comodo, a gusto con el profesional. Espero que pueda elegir el profesional adecuado para usted y pueda concretar una consulta para canalizar sus necesidades.

 

Artículos Generales sobre Psicologia

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SI CREES QUE PUEDES SOLO, HAS FRACASADO ANTES DE EMPEZAR.

Apoyo Psicologico. 

La manera más eficiente de superar un malestar interior (sobre todo cuando por uno mismo las soluciones no dieron resultado), es pedir ayuda. ¿Porque? Porque el ser humano se conoce a sí mismo “ex – sistiendo”. “Existir”, significa etimológicamente “salir de sí mismo” y entrar en vinculación con el exterior.

Incluso la mayor parte de los “tips” para estar mejor funcionan adecuadamente cuando una persona se abre a la posibilidad de pedir ayuda. Y esto ocurre por una razón: Cuando “no salimos de nosotros mismos”, nuestra energía termina siendo tóxica… como le ocurrió a Narciso (el mito griego) quien murió ahogado mirando su imagen en el agua. Luego de pedir ayuda, se produce un verdadero espacio interior para aplicar “los tips”… incluso estos aparecen espontáneamente en nosotros mismos.

En general un tip va a ser efectivo si va en contra de una tendencia que existe en nosotros mismos: si somos muy correctos, los tips efectivos van a tener que ver con hacer “lo incorrecto”; si nos abandonamos, hacer actividades que nos hagan bien; si nos cargamos de actividades, reducir el cumulo de las mismas; si nos aislamos, relacionarnos; si la realidad se nos vuelve insoportable, buscar apoyo para tolerarla; si nos sentimos demasiado responsables, delegar la misma en quien corresponda. Es decir, un tips va a estar bien aplicado si está sustentado desde una observación de sí mismo que justifique su aplicación. Y la única manera de observarse a sí mismo es “existiendo”.

No es fuerte el que no necesita ser ayudado, sino el que tiene el valor de pedirla. La supuesta fortaleza de aquel que pretende no necesitar ayuda, no es sino, la debilidad de no poder reconocer la 
ayuda que se recibió de los padres…biológicos o no. Es que la naturaleza nos hace nacer plenamente indefensos, y si sobrevivimos fue gracias a alguien.
La auténtica autonomía solo puede ser lograda a través de reconocerse necesitado, dar respuesta a esto y transformar esta necesidad.

La cuestión central es que la persona que solicita terapia,  está reconociendo que  no puede resolver esa situación de malestar como se lo había propuesto, que lo ha intentado una y otra vez, que no encuentra  la solución. No la encuentra, aunque está en ella misma…la paradoja humana se encuentra en que la solución está en uno mismopero sin embargo, esta se encuentra “en estado de vinculación con otro”, es decir, al ponerme en relación, vinculación con otro me conozco, descubro y así obtengo la posibilidad de “hacer algo” con esto. La no comprensión de esta paradoja suele llevar a intentos repetitivos e infructuosos en el intento de dar respuesta al malestar interior.

Nadie duda en reconocer la necesidad de respirar, o alimentarse… ¿Por qué poner en duda la necesidad de pedir ayuda?…Como toda necesidad no reconocida y  no satisfecha, esto suele terminar siendo toxico para el psiquismo.

¿Cuándo es recomendable hacer terapia, pedir ayuda?

– Cuando se piensa que el propio malestar se debe únicamente  a un desorden físico o a uno social (desempleo, discriminación)

– Cuando el grado de malestar y duración de los síntomas se vuelve “molesto” o “insoportable”

– Cuando se tiene la sensación de que mediante acciones voluntarias y conscientes es imposible evitar el sufrimiento.
– Cuando usted se siente vulnerable para enfrentar ciertas dificultades o problemáticas.

– Cuando usted se siente demasiado exigido y tiene la sensación de que no posee las fuerzas para afrontarlo solo, a pesar de que piense que “usted debería solo”

– Cuando a usted, ante determinado problema, no se le ocurre una alternativa nueva de respuesta, distinta a las que ya ha intentado y no puede solucionarlo.

– Cuando su problemática está afectando su desempeño laboral, quitando calidad a su sueño o impidiendo seguir vinculándose con sus allegados o amigos.

– Cuando su estado de ánimo “negativo” se vuelve persistente y algo con lo cual usted “no puede hacer nada”.

En fin, prácticamente todos vivimos puntualmente alguno de estos síntomas, sin embargo el grado de malestar y su duración debe movernos a hacer algo por ayudarnos.

Comparta  lo que le ocurre con una persona de confianza y pregúntele lo que usted desee: por ejemplo, si ha notado un cambio en su conducta o estado de ánimo, como lo ve, cuéntele algo de lo que le sucede. Comparta su duda de si hacer terapia o no, teniendo presente que esta decisión, solo puede ser tomada por usted. Otras referencias que indican la necesidad de hacer una consulta son:

Intensos sentimientos de culpa

Pensamientos de suicidio no se trata del deseo pasivo de “estar muerto”, sino del “querer matarse”.

Desesperación extrema…”la vida se ha terminado para mí”.

Inquietud o depresión prolongadas, la sensación de estar “atrapado” o, la sensación de estar bloqueado, inhibido, anulado.

Síntomas físicos

Ira incontrolada, que hace que nuestros amigos y seres queridos se distancien

Dificultades laborales continuadas o para realizar las tareas necesarias para la vida cotidiana.

Abuso de sustancias

EN VEZ DE ALFOMBRAR EL MUNDO ENTERO PARA NO TROPEZAR, PONTE ZAPATOS CÓMODOS.

Hay enfoques que tienen mayor eficacia en el tratamiento de determinado tipo de problema. Conozca qué tipo de terapia le conviene. Como paciente uno tiene el derecho a elegir. Esto es: seleccione el terapeuta que trabaje con el abordaje que sea adecuado.

Es fundamental congeniar, tener afinidad con la persona del terapeuta, sentir que se tiene “feeling” con él. Las investigaciones demuestran que la calidad de la relación terapéutica es más importante que el enfoque teórico y técnico que utilice el profesional. Por ello, en el Centro Anteroos le brindamos la posibilidad, si es su intención de tener una entrevista con más de un profesional. Recuerde que si pide asistencia en una obra social, puede elegir el marco teórico, la edad y el sexo del terapeuta…es su derecho.
Es importante que el profesional que lo asista tenga una buena formación. No dude si lo considera necesario, pedir su CV.

Una referencia para saber si el proceso terapéutico es adecuado es responder una serie de preguntas: ¿Quién es el protagonista?….es usted, no puede ser de otro modo. ¿Se ha podido generar una pregunta en relación a mi situación, comportamiento o ser?. Otra: ¿Algo me sorprendio en el proceso terapéutico, o me llamo la atención?…si no hay atención, se dificulta.

¿A podido observar un comportamiento o situación en usted que se repite? Esto que se repite suele provocar  malestar…No olvide que requiere tiempo desarrollar estos temas.

Tenga en cuenta que puede realizar varias entrevistas con el profesional antes de decidirse. Ahora bien, una vez realizada la elección, no es recomendable dejar el tratamiento al encontrarse con situaciones conflictivas en el tratamiento. Para ello, es preferible que usted establezca plazos de tiempos que cuando finalicen, usted redecidirá si prosigue o no.

Si usted no se siente satisfecho, cree que ha pasado tiempo y no alcanzó las metas que se había propuesto, si tuvo un entredicho o desencuentro, no dude en conversarlo con su terapeuta. Por último, recuerde que un tratamiento psicoterapéutico dista mucho de se una solución mágica: requiere de voluntad, tener afinidad con el profesional,  esfuerzo para lograr cambios y saber que se “reviviran” ciertas situaciones dolorosas.

No tiene que ver con un buen desempeño profesional,  ninguna de estas actitudes: mandar, manipular, moralizar , consolar, chantajear, culpar, aconsejar soluciones, interpretar contenidos amenazar , juzgar , ridiculizar , insultar , catalogar o alabar comportamientos.
Escuchar empáticamente, es uno de los secretos de un buen proceso psicoterapéutico. Escuchar, para que tanto el consultante como el profesional posen “la mirada” donde algo puede estar provocando malestar.

Un buen terapeuta, hace que se resalten y utilice sus propios recursos, que usted se sienta responsable de sus  cambios, se pregunta cómo y qué y no solo por ques.
Actitudes incorrectas de un terapeuta.
– Le habla de «problemas» difíciles,  que le llevará mucho tiempo de trabajo  solucionar.
– Cuando la terapia no funciona,  afirma que “usted se resiste”.
– No nota avances o cambios. Una buena terapia lleva su tiempo, sin embargo, las diferencias se perciben desde el inicio mismo.
Por último, junto con la elección de un buen terapeuta, usted no debería olvidar que el trabajo de este terapeuta es recomendable que ocurra dentro de un grupo de trabajo interdisciplinario.

Es uno de los grandes dilemas que, al no acordarse una respuesta en común por la comunidad cientifica, provoca la aparición de distintas tecnicas terapéuticas. Las diferentes técnicas terapéuticas se diferencian básicamente en “como alivian”. La cura en si no puede generar técnicas distintas dado que curar, tiene que ver con “dejar de ser y/o hacer lo que somos y hacemos en nuestra vida cotidiana sin darnos cuenta”, que nos provoca malestar y/o sufrimiento.
Si el psicólogo alivia…¿En qué se diferencia de una droga o medicamento?…Sin embargo por momentos el malestar puede ser muy intenso.
Si los psicólogos curan, ¿No será posible usar un poco de anestesia?.
Es claro que la salud pasa por la cura. Sin embargo, el proceso de cura significa por lo general “revivenciar” situaciones difíciles que pueden ser demasiado desestabilizantes para la persona.
Cuando un acupunturista trabaja, intenta al aplicar la aguja,  que el paciente sienta un “dolor placentero”…ese punto se convierte en el lugar donde se produce un eficiente proceso terapéutico. En un proceso terapéutico, la situación no es muy distinta. Llegado el caso, solo se trata de momentos…
El problema surge cuando un abordaje terapéutico se centra en “brindarle herramientas” al consultante, brindarle“un nuevo mapa de la realidad”, porque de esta manera, lo único que se esta realizando es un alivio, un sedación. Cuando la perspectiva teórica o técnica terapéutica se centra en aumentar “las posesiones” del paciente (más recursos, más herramientas, nuevos mapas), esta hablando de alivio; en cambio, cuando la teoría o técnica terapéutica se centra en la observación del propio ser (en oposición al tener de “las posesiones”), y la discriminación de las identificaciones que nos determinan en nuestros malestares, esta hablando de cura.

¿ Es mejor un psicologo hombre o mujer?

¿Qué prefiere, ser atendido por un hombre o una mujer?…Esta es un decisión absolutamente personal que tiene que ver mas con la confianza y comodidad que genera en cada cual, que con una diferencia real entre los psicólogos hombres y psicólogos mujeres.

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No, no.

Un psicoanalista toma al síntoma como un aviso de que algo no anda bien, un signo que esta «llamándonos la atención» sobre la necesidad de replantearnos quienes somos y que hacemos para poder de esta manera dejar de padecer el malestar que tenemos. De esta manera, no tiene como objetivo primario hacer desaparecer al síntoma, dado que este le brinda al sujeto información invaluable sobre si, para poder saber sobre si y qué lo llevo a tener este malestar. Esta perspectiva apunta a un cambio en la manera de ser y relacionarse que invariablemente conducirá a la desaparición del síntoma tal como se presentaba inicialmente.

Un psicólogo, en líneas generales, va a apuntar a quitar el síntoma, con una serie de técnicas, hipótesis y/o recomendaciones. Es decir que no apunta a un cambio del «ser» y la manera de vincularse, sino que apunta a «tener» una serie de herramientas para poder paliar el malestar. Tomando esta perspectiva, se corre el riesgo de que el problema previo (síntoma), surja con otra modalidad (otro tipo de síntoma), dado que el «ser» (la manera de ser) de la persona en cuestión no se vio modificada.

Ahora bien, para poder explorar el propio ser, para poder realizar un psicoanalisis, es necesario que la persona se encuentre «no desbordada», por lo cual, si el síntoma no permite «vivir», incluso un psicoanálista aplicará una serie de procedimientos con la intención de que la persona alivie el malestar y de esta manera le sea posible hablar sobre lo que le ocurre, pueda explorar sus maneras de vincularse y de «ser». En este sentido, estas técnicas tienen el mismo propósito que la medicación: facilitar las condiciones para realizar un tratamiento terapéutico.

La cuestión central es que la persona que solicita terapia,  está reconociendo que  no puede resolver esa situación de malestar como se lo habia propuesto, que lo ha intentado una y otra vez, que no encuentra  la solución. No la encuentra, aunque está en ella misma…la paradoja humana se encuentra en que la solución esta en uno mismo, pero sin embargo, esta se encuentra “en estado de vinculación con otro”, es decir, al ponerme en relación, vinculación con otro me conozco, descubro y asi obtengo la posibilidad de “hacer algo” con esto. La no comprensión de esta paradoja suele llevar a intentos repetitivos e infructuosos en el intento de dar respuesta al malestar interior.

Nadie duda en reconocer la necesidad de respirar, o alimentarse…¿Por qué poner en duda la necesidad de pedir ayuda?…Como toda necesidad no reconocida y  satisfecha, esto suele terminar siendo toxico para el psiquismo.

Un inconveniente que suele surgir al realizar un proceso terapéutico , es que, como el ser humano es un ser de hábitos (por lo menos hasta que se los despoje), no es suficiente con desear liberarse del malestar para que esto ocurra. Su situación personal es que suele estar pisando la madera que desea levantar, es decir, esta identificado con una manera de ser, un modo de comportarse  que provoca la aparición del malestar que posee. Esto puede provocar cierta resistencia a un proceso de cambio que surge espontaneamente, entre otras cosas, por el solo hecho de escucharse decir lo que pronuncia en sesión. Se trata de vivir para crecer…sin embargo crecer implica duelar el pasado, sea remoto o cercano, dejarlo ir para poder vivir en el presente, en el único momento realmente vivo que es el presente.  Y esto requiere que nuestro ser se metamorfosee, se actualice, que nuestro comportamiento se modifique para lograr un equilibrio auténtico. Es la supresión, la pérdida de nuestra capacidad de ajuste creativo por evitación del dolor, por intentar evitarlo, lo que nos hace tropezar una y otra vez con la misma piedra….mejor dicho malestar y dolor…ese mismo dolor que se quiso evitar.

El año pasado oí una historia sobre un hombre que llama a la puerta de la alcoba de su hijo y dice:

       – ¡Jaime despierta!

Jaime responde:

       – No quiero levantarme papá.

El padre le grita:
– ¡Jaime despierta, tienes que ir a la escuela!
– No quiero ir a la escuela.
– ¿Por qué no?
– Por  tres motivos: porque es aburrido, porque los niños se burlan de mi y porque odio la escuela
– Pues bien, voy a darte tres razones por la cuales debes ir a la escuela: porque es tu deber,  porque tienes cuarenta y cinco años y porque eres el director.¿Quién puede decir estar exento?.

¿Para qué hacer terapia? , para hacer una nueva síntesis del propio ser que permita vivir actualizadamente en el aquí y ahora. Pero este ajuste, no lo olvidemos, implica entrar en contacto con el dolor, sí o sí y esto no lo podemos hacer solamente solos.

En una terapia, no se trata de que el terapeuta  diga a la persona lo que tiene que hacer, sino facilitar que la persona observe lo que esta haciendo y que por y para sí misma produzca, invente algo para hacer al respecto.

Los distintos tratamientos tienen por objetivo en Anteroos:

1. No solo aliviar el malestar, sino también generar las condiciones optimas para que cada cual encuentre por sí mismo el camino que permita dar verdaderas respuestas a su aflicción. Procurarle al paciente los medios para descubrir sus dificultades y desarrollar sus capacidades creadoras, promoviendo el desarrollo de sus vínculos sociales.
2. Promover el reconocimiento de los integrantes del grupo familiar, su aceptación y asimilación, al mismo tiempo que la diferenciación de los mismos.
3. Ofrecer un tratamiento innovador y singular, es decir, identificar la particularidad de cada caso, pudiendo brindar de esta manera una respuesta adecuada al motivo de la consulta.
4. Procurar un tratamiento individual y globalizado fundado en el abordaje interdisciplinario.
5. Promover y facilitar el desarrollo de la resilencia. La resilencia consiste en la capacidad de las personas de afrontar situaciones adversas, resolverlas e incluso, salir fortalecidos de las mismas.

[/et_pb_toggle][et_pb_toggle title=»MItos falsos que suelen impedir el inicio de un espacio de terapia psicologica» open=»off» admin_label=»Conmutador» use_border_color=»off» border_color=»#ffffff» border_width=»1px» border_style=»solid» disabled=»off»]

1º) Sólo acuden a un psicólogo los que estan locos o medio locos y no tienen remedio. Esto no es cierto bajo ningun punto de vista, dado que existen distintos tipos de problemas psicológicos o situaciones dolorosas, cada uno de los cuales supone un malestar de distinto grado. Este es el hecho fundamental: hay un malestar (intenso o no) que nos esta avisando de algo, que por lo tanto requiere de “atención”.

2º) A partir de determinada edad no tiene ningun sentido realizar un proceso terapéutico. Tiene sentido porque ahí se esta manifestando un malestar o dolor con el cual se puede hacer algo para hacerlo desaparecer o mitigar. Se trata de tener interés por desembarazarse de este malestar, condición totalmente independiente de la edad. Justamente quien pierde interes de realizar esto (desembarazarse de su malestar) se puede decir que se esta dejando morir en vida. Es importante resaltar que este interes debe ser acompañado por otros ingredientes como ser: voluntad, entrega al proceso terapeutico, etc.

3ª) Las personas no cambian nunca. Esto es una creencia falsa: por un lado, nunca los cambios que se realizan tienen que ver con lo que se habia imaginado; por otro lado, nunca los cambios que uno necesita coinciden con los que el otro desea; por ultimo, justamente el ser humano cambia en los momentos de dolor y crisis.

4º) Cuando se empieza a ir al psicólogo, es para siempre. Detrás de esta afirmación suele esconderse el temor a “modificar el estado de dependencia” en el que se encuentra la persona. Es que, independientemente de que hay muy pocas problemáticas que requieren atención por periodos extensos de tiempo, los procesos terapéuticos suelen generar y crear el enriquecimiento de recursos por parte de la persona para afrontar su situación problemática actual y las venideras, aumentando su capacidad de autonomía.

5º) No tengo dinero: habitualmente afirmar «no tengo dinero» es una excusa muerte fuerte y no real para iniciar y sostener un espacio de terapia psicologica. Por ejemplo: hay instituciones que facilitan las condiciones para sortear esta dificultad. En centro Anteroos es una de ellas.

[/et_pb_toggle][et_pb_toggle title=»Sintomas comunes en la clinica psicologica contemporanea. » open=»off» admin_label=»Conmutador» use_border_color=»off» border_color=»#ffffff» border_width=»1px» border_style=»solid» disabled=»off»]

– Tristeza, ganas de llorar, desesperanza ante la vida o desesperación
– Nerviosismo, agitación, insomnio, ansiedad
– Sensación de vacío, de sin sentido,  no tener ganas de hacer nada, no disfrutar con ninguna actividad
– Sensación de tener un nudo en la garganta, presión en el pecho o un “pellizco” en el estómago
– Estar irritable, no tener ganas de ver a personas con las que antes pasábamos ratos agradables
– Etc.

– Angustia, Panico: 

Angustia: «Malestar psíquico y físico, nacido del sentimiento de cercania de un peligro, que se caracteriza por un miedo difuso que puede ir desde la inquietud, ansiedad al pánico, acompañado de sensaciones penosas de orden corporal. Tomando los aportes de la  filosofía, a partir de Kierkegaard y el existencialismo, se habla de la angustia definiéndola como la inquietud metafísica nacida de la reflexión sobre la existencia y sus temas centrales: nacimiento, vida, muerte, sexualidad, enfermedad, etc».
Se caracteriza por la aparición súbita de aprensión, miedo pavoroso o terror acompañados con la sensación de muerte, miedo a morir.
La angustia se acompaña de un malestar psicológico y cambios biológicos:

  • taquicardia
  • sudoración
  • temblores
  • sensación de falta de aire
  • expectativa de que algo malo va a ocurrir
  • hormigueos, y extremidades “dormidas”, etc

La angustia se diferencia del miedo ya que éste último está referido a un objeto definido, mientras que en la angustia se teme a algo desconocido, que no se llega a definir. Uno de los objetivos del proceso terapeutico es poder ubicar mejor esto “desconocido” y poder decir algo al respecto.

Prácticamente todos vivimos puntualmente alguno de estos síntomas, sin embargo el grado de malestar y su duración debe movernos a hacer algo por ayudarnos.

La confianza como el arte no proviene de tener todas las respuestas,

sino de estar abierto a todas las preguntas.

Una tarde, Rabiya, una famosa mística sufí,  estaba buscando algo en la calle, junto a su pequeña choza. Se estaba poniendo el sol y la oscuridad descendía poco a poco. La gente fue congregándose, y le preguntaron: — ¿Qué haces? ¿Qué se te ha perdido? ¿Qué estás buscando?

Ella contestó: —Se me ha perdido la aguja.

La gente dijo: —Se está poniendo el sol y va a resultar muy difícil encontrar la aguja, pero vamos a ayudarte. ¿Dónde se te ha caído exactamente? Porque la calle es grande y la aguja pequeña. Si sabemos exactamente dónde se ha caído resultará más fácil encontrarla.

Rabiya contestó: —Más vale que no me preguntéis eso, porque en realidad no se ha caído en la calle, sino en mi casa.

La gente se echó a reír y dijo: — ¡Ya sabíamos que estabas un poco loca! Si la aguja se ha caído en tu casa, ¿por qué la estamos buscando en la calle?

Rabiya replicó: —Por una razón tan sencilla como lógica: en la casa no hay luz y en la calle aún queda un poco de luz.

La gente volvió a reírse y se dispersaron. Rabiya los llamó y dijo:

¡Escuchadme! Eso es lo que hacéis vosotros. Yo me limitaba a seguir vuestro ejemplo. Os empeñáis en buscar la dicha en el mundo exterior sin plantear la pregunta fundamental: « ¿Dónde la has perdido?». Y yo os digo que la habéis perdido dentro. La buscáis fuera por la sencilla y lógica razón de que vuestros sentidos están abiertos hacia el exterior: hay un poco más de luz. Vuestros ojos miran hacia fuera, vuestros oídos escuchan hacia fuera, vuestras manos se tienden hacia fuera; por eso estáis buscando fuera. Por lo demás os aseguro que no la habéis perdido ahí, y lo digo por experiencia propia. Yo también he buscado fuera durante muchas, muchas vidas, y el día que miré dentro me llevé una sorpresa. No hacía falta buscar y registrar; siempre había estado dentro.

¿Cómo buscar en nuestro interior? Siempre vamos a necesitar de referencias, puntos de apoyo, orientaciones para comprender adecuadamente hacia dónde dirigir nuestros esfuerzos. Es por esto que es importante tener relaciones que nos brinden estas referencias. Ojo, no es lo mismo una referencia que un consejo: el consejo nos deja en el asiento trasero del auto, mientras que “papa” maneja; en cambio las referencias nos dejan al volante, dirigiendo el proceso.

Cuando decimos “yo”, en realidad nos estamos identificando con una serie de características que tomamos de 2, 3 o  más personas con quienes tuvimos un lazo vincular fuerte… y al hacerlo perdimos la aguja que estaba buscando Rabiya. Nos definimos a nosotros mismos desde características que tomamos de los otros.

¿Cómo nos desidentificamos? Nuestros dolores y tristezas, son en el fondo unas referencias que nos dice de la necesidad de que nos replanteemos quienes somos. En la práctica, para desidentificarnos, es necesario un trabajo de observación de nosotros mismos, de observación de aquellos actos, pensamientos y sentimientos que nos dejan fijados en un punto de la “ruta”. Ahora bien, el punto donde esta observación se puede hacer mejor, es en la puerta de entrada de la casa… ¿Qué quiero decir? Que esta observación se realiza óptimamente en el punto de encuentro entre el interior y el exterior de nosotros mismos, porque es ahí, como en el cuento, donde más luz tenemos espontáneamente. Este encuentro se produce cuando nos vinculamos con el otro, cuando accedemos a un estado de intimidad con el otro y con nosotros mismos. Sea un maestro espiritual, un guía, un profesor en determinado campo del saber, un terapeuta. En este tipo de relaciones se van a poner a la luz nuestras maneras habituales de identificarnos y espontáneamente las mismas van a “caer”, perder vigor, fuerza, “argumentos”. En el camino para conocernos es muy importante dejar de reaccionar como habitualmente lo hacemos. Al hacerlo, van a aparecer sentimientos, pensamientos, emociones que habitan en nosotros pero que en general no están a la vista porque nos asustan. Cuando aparecen estos estados, es importante que estemos contenidos, sostenidos por otro para no volver a cometer los errores que cometemos siempre.

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Si piensas que no lo mereces o que para vos es imposible,

en algún lugar crees que eres un niño que debe rendir cuentas.

La creencia en general, es que  uno va a ser feliz si tiene algo que le está faltando: un hombre, una mujer, un auto, una figura estética, una casa, un título, etc.  Sin embargo, cuando uno obtiene lo que deseaba, no suele provocar un estado de felicidad, o él mismo dura solo unos instantes. Pregunta: ¿Puede ser que el estado interno, como estado que perdura, pueda ser determinado por un estímulo externo momentáneo, como ser lograr un objetivo en la vida? La experiencia parece decir lo contrario: por el intento de lograr aquello que pensamos que nos dará felicidad, sufrimos. Con esto de ninguna manera se quiere insinuar que lo mejor sería no tener objetivos, sueños o propósitos, sino que nuestros vínculos con ellos no sean ilusorios. Para ser felices hoy, antes que lograr nuestros objetivos (que a veces son muy complejos), quizás nos ayude más: llamar a alguien que hace tiempo que queremos ver; estar con quienes nos sentimos cómodos; aceptar y asimilar a nuestros familiares y padres; realizar aquellas actividades que tanto nos hacen bien; ejercitar el cuerpo de la manera que más disfrutamos; estar y contemplar a nuestra pareja; comer sanamente; divertirnos o destinar un rato del día para ello; trabajar; tener relaciones con personas que para nosotros su influencia es determinante, es decir, personas que son referencias o guías para nosotros; observarnos y descubrirnos; pedir ayuda cuando sea necesario, etc….En fin, después de todo,  todas cuestiones que aquí y ahora están a nuestro alcance y solemos privarnos de ellas…¿Por qué lo haremos?.

El secreto que nos devuelve todo el poder es el siguiente: “Nuestro nivel de ser atrae los eventos que nos ocurren en la vida”: el tipo de relaciones que tenemos, el estado de nuestras relaciones con los familiares, el tipo de trabajo… como lo hacemos; el nivel de ingresos económicos que tenemos; el estado de salud que tenemos, etc. El poder de esta afirmación es enorme: lo que nos ocurre, nos ocurre por nosotros mismos. El acceso a un estado interno distinto, a un vínculo con la realidad diferente solo depende de nosotros. Entonces, cuando se comprende esta afirmación, nada es igual: no se trata de que mi pareja no me valora, sino que yo hago algo para no ser valorado; no se trata de que mi pareja es violenta, sino que, por alguna razón, hay violencia en mi ser; no se trata de que soy rechazado, sino de que probablemente estoy rechazando a alguien; no se trata de que no me dan el aumento que necesito, sino que, no despliego mis potenciales que me dejan atado a mi empleo; no se trata de que nadie me salva, sino de que es probable de que me la pase salvando a personas y me olvido de mí mismo, etc.

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